2 sept 2011

El peor HSV de la historia.

No es el primero, ni será el último, inicio de campeonato horrendo que ha protagonizado la entidad hanseática, pero sí el peor. Solo en tres ocasiones el club del diamante firmó un arranque de campeonato similar, pero jamás fue tan malo en puntuación ni en goles encajados. El primer inicio escabroso data de 1972. Al frente del equipo estaba el peculiar Klaus-Dieter Ochs, que paseó durante seis jornadas a sus muchachos por el farolillo rojo con solo cinco puntos en el casillero. No encontraría la redención hasta la novena jornada siendo su primer triunfo ante el Bochum por 2-1, un triunfo estéril que no sirvió para relanzar al equipo, que finalizó el campeonato de forma discreta y que acabaría con la desvinculación de Ochs tras tres temporadas y media de buenos resultados.

Más de treinta años tuvieron que pasar para volver a sufrir una situación similar, el bueno de Kurt Jara en 2003 no sumó su primer triunfo como responsable del equipo hasta la jornada seis, aunque contaba en su casillero con tres empates en las primeras cuatro fechas, situándolo muy por encima del pírrico punto que marca la actual clasificación. Aunque el austriaco no tendría demasiado futuro al frente del equipo, Toppmöller le sustituyó tras hacer el ridículo en la UEFA ante un desconocido equipo ucraniano, coronando la “hazaña” con una humillante derrota en casa por 0-4 ante el Kaiserlautern. Aquella temporada finalizaría el club en octava posición, obteniendo el billete para la intertoto.

El ultimo precedente cuenta con la inconfundible firma de Thomas Doll, aquel nefasto entrenador que acabó la primera vuelta del campeonato (2006) como colista de la Bundesliga. Antes del parón invernal el club no vio sumar sus primeros tres puntos hasta la octava jornada, pero una vez más, superó los actuales registros en las primeras cuatro fechas. Tras el parón la situación no mejoró y las alarmas, como es lógico, habían reventado ya de tanto sonar. Huub Stevens se hizo cargo del equipo en febrero de 2007 y protagonizó una remontada espectacular, con Van der Vaart como principal protagonista, hasta situar al equipo en una cómoda séptima posición. Por el camino se habían firmado victorias épicas ante el Schalke en el Veltins Arena, ante el Bayern en Munich y en Bremen ante el Werder.

De momento, y tras firmar el peor arranque liguero en la historia del “dinosaurio” (único club que ha jugado siempre en primera división) la preocupación sigue latente a pesar de los incesantes mensajes de calma que ha lanzado la institución y algunos mitos del club, entre ellos, Hrubesch , que sorprendentemente advirtió el pasado miércoles de que “ la situación no es para tanto” y se mostró confiado en “que el HSV saldrá adelante.” A expensas de encontrar la salida, Arnesen no cesa en su empeño de incorporar futbolsitas. El último en llegar, y se espera que en el mercado de invierno vengan más, es Ivo Illicevic (Kaiserlautern) , que formará pareja de ataque con Mladen Petric tras el parón por los compromisos internacionales de las selecciones.

Aunque como bien se apunta en todos y cada uno de los rincones de la ciudad, más que problema de jugadores – donde los hay muy buenos – el principal defecto de este equipo está en el banquillo. Para iniciar un proyecto con jóvenes jugadores, muchos de ellos sin apenas experiencia en primera división, y en una plantilla despojada de referentes, hace falta un técnico con personalidad, con un método de trabajo definido y con las ideas claras. Y Michel Oenning, desgraciadamente, es todo lo contrario a eso.

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