27 mar 2013

Desde Postdam con amor, y punks

El punto de encuentro era Babelsberg (conocido barrio de Postdam) durante una fría noche de viernes: The Clash sonaba a todo volumen por los altavoces, mientras los fans vendían en puestos ambulantes camisetas de producción propia. Un vecino ofrecía dulces de licor de su tienda a todo aquel que entrara al recinto. También hubo fuegos artificiales. Estamos en la segunda reunión de fútbol alternativo que se celebra sobre el césped artificial del estadio Karl Liebknecht, de la 3.Liga, mientras se juega un amistoso que enfrenta a los punks y proscritos aficionados del Babelsberg (conocido como el St Pauli de Oriente) contra sus invitados del Partizan Minsk. Un modesto club de Bielorrusia, un país que no suele conectar con las ideas libertarias.

El Partizan de Minsk está desde 2012 liderado por sus aficionados, ejerciendo el autogobierno en una institución abandonada a su suerte y famosa en la escena por su agresiva lucha anti-fascista. 'Otro fútbol es posible' es el lema de la entidad - el escudo refleja una pelota de fútbol rompiendo una esvástica -.

Los fans del Babelsberg, St.Pauli, Estrella Roja de Leipzig, Tennis Borussia Berlín y Viktoria Hamburg han invitado a los partisanos de Minsk a realizar una pequeña gira de cinco partidos amistosos por Alemania. Entre plantilla, dirigentes y aficionados, la expedición cuenta con poco más de 50 miembros. "El viaje fue estupendo, pero también agotador", dice Katsiaryna, de 23 años, "Para nosotros, esta red de clubes alternativos en Europa es muy importante". Katsiaryna es aficionada del Partizan bielorruso y en este viaje ejerce de interprete de Fansprechers Oleg, representante oficial del club durante el tour, que se niega a revelar su verdadero nombre. Y tiene buenas razones para ello.

Son jóvenes rebeldes y virados a la izquierda. Un grupo de muchachos que no están bien vistos en un país sin elecciones libres y con un gobierno dictatorial comandado por Alexander Lukashenko, donde destaca la pena de muerte y se persigue a los homosexuales. Oleg argumenta su hermetismo hablando de la persecución a la que somete el estado a los críticos con el régimen, se muestran reticentes a la hora de hablar públicamente para evitar quedar expuestos.

"Se muestran muy inseguros, el temor a la represión de las autoridades estatales está muy presente cuando se trata de hablar de la política del país", dice Sascha Leiker, el portavoz alemán del evento. "Creemos que el Gobierno de Bielorrusia los está siguiendo en esta gira". Una simple declaración pronunciada desenfadadamente en un entorno amistoso podría quedar reflejada en un informe de inteligencia que les llevara a la cárcel. Los agentes del régimen están instalados en todas las asociaciones. Como ocurriera en tiempos de la RDA, en el propio vestuario pueden existir informadores obligados a dar parte tras recibir amenazas y extorsiones.

Ser de la resistencia también comporta riesgos en el fútbol; "A menudo somos atacados por los aficionados del equipo rival. Intentamos luchar con todos nuestros medios, pero siempre nos ganan en número y agresividad, peleamos contra hooligans y ultras de tendencia nazi, pero no siempre, lo peor es enfrentarse a aficionados normales, simples ciudadanos partidarios del gobierno" se atreve a decir Katsiaryna en un renuncio.

Tras su fundación en 2002 el club jugó bajo la denominación del MTZ Ripa Minsk, contando con dos rápidos ascensos hasta situarse en primera división. Consiguiendo incluso ganar el título en dos ocasiones. En el este de Europa, donde muchos clubes se decantan por tendencias derechistas incluso apoyando abiertamente a partidos y candidatos, el actual Partizan se declaró desde un principio abiertamente en contra de la prácticas más conservadoras: "Nuestra intención siempre fue abrir el club a la gente más humilde, hacerlo atractivo para un público más progresista, sin afiliación de ningún tipo con el gobierno" sigue contando Katsiaryna.

En 2010, un inesperado descenso hizo entrar a la entidad en la insolvencia provocando la renuncia de la junta directiva. Los hinchas iniciaron el asalto del club a principios de 2012 hasta refundarlo bajo el nombre de Partizan Minsk. Se asumió el mando colectivo de la entidad, las decisiones ya no las toma una junta directiva, sino una asamblea. Para evitar la quiebra, pusieron a la venta acciones de amistad entre toda su militancia, incluso aficionados de clubes como el St.Pauli y Babelsberg ayudaron a superar el trance con donaciones y compras de títulos. Partieron de cero jugando en la liga local de Minsk. En la actualidad están muy lejos de poder aspirar a los jugadores y los sueldos de antaño, aunque sus estructuras están mucho más profesionalizadas. La próxima temporada volverán a competir en liga profesional tras ganarse la licencia en el campo.

Un logro brutal teniendo en cuenta las dificultades de la autogestión y la vida cotidiana del fútbol bielorruso, demasiado dependiente del capricho de las autoridades. Pero Oleg y Katsiaryna se muestran orgullosos del trabajo realizado, y no es para menos. "También tenemos nuestra propia PUNK-LIGA en Bielorrusia", explican, "desde el año 2007, existe una liga alternativa, con un nivel alto de juego". Hay que imaginarla como un campeonato colorista, alejado del deporte más riguroso, un espacio para la libertad que da cobijo a los sentimientos más románticos del fútbol. Cerca de 40 equipos de todo el país compiten en dicho campeonato. En enero de 2014 se disputará en Minsk el primer torneo internacional de esta índole, una tradición que lleva 15 años arraigada en Alemania.

"También tenemos un equipo compitiendo en la liga femenina", dice Katsiaryna, "es importante para nosotros acabar con el sexismo". Mientras que los equipos alemanes que participan en el torneo tienen en su agenda muy marcada la lucha contra la homofobia, entre los aficionados del Partizan Minsk se aborda el tema con menos agresividad: "Nosotros no podemos mostrarnos abiertamente en la lucha contra la homofobia, vivimos en un país homofóbico donde se persigue casa por casa a los gays y lesbianas, pero si tenemos mucho cuidado de que en nuestras filas no hayan comentarios ni actitudes homofóbicas", relata la joven Katsiaryna.

Hay muchas cosas de las que se puede aprender en una fría noche en Postdam. En el plano superficial, el Babelsberg ganó 8-0 al Partizan Minsk, un modelo de club que representa una cultura y una actitud valiente y decidida en un país donde se suprimen hasta las protestas silenciosas.

También simboliza una forma poco ordinaria de entender el negocio del fútbol. Virar la gestión de un club hacía aspectos sociales podría ser una alternativa para los grandes. Tal vez habría que pagar el precio de jugar en ligas poco o nada competitivas. Un precio que muchos aficionados están dispuestos a sufragar. Y no sólo en Bielorrusia.

2 comentarios:

Theda dijo...

Cool!

David dijo...

Esta buenísimo viajar e ir a diversos lugares y conocer los lugares típicos de allí. Me gustaría poder conseguir pasajes baratos barcelona para disfrutar de dicho lugar y todo lo que hay allí

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