Magath, nunca ha sido un entrenador de club. Siempre ha dicho lo que ha pensado, cayera como cayera. Si ha tenido que criticar la política de contrataciones de su equipo no se ha cortado. Si ha tenido que enfrentarse públicamente a un jugador, lo ha hecho. Incluso si el objeto de su cruzada era el propio Hoeness, cuando entrenó al Bayern. Por esa clase de motivos, quizá, Magath nunca haya aguantado más de 3 temporadas en ningún equipo. Este verano en el Schalke no ha sido diferente. Tras ganar autoridad moral con su fantástica campaña, destacando la recuperación para el fútbol de jugadores que se daban por perdidos, como Kuranyi o Farfán, el viejo sargento de hierro a vuelto a las andadas.
Esta pretemporada fue difícil a orillas del Veltins Arena. Su entrenador, quejoso, se pasó todo el periodo estival reclamando dinero para realizar incorporaciones. ¿Su base argumental?, "No tenemos equipo para competir en liga y champions". Tras semanas de cruce de declaraciones el club sacó de la nada los 30 millones que su mánager reclamó. Aunque para eso tuvo que vender a gente como Westermann o Rafinha. Magath tiene lo que quería, lo que ha pedido, hasta las ultimas consecuencias. Pero los resultados no llegan.
Si no fuera poco todo esto, en la grada empiezan a existir grietas. Tras la derrota en Hamburgo, los jugadores del Schalke fueron a saludar a los más de 2000 hinchas que se desplazaron al Imatech Arena, recibieron por parte de estos unas camisetas blancas, que se enfundaron. En ellas se podía leer "Somos un pequeño grupo de gente". Ese lema viene motivado por el enfrentamiento del entrenador con uno de los colectivos ultra más importantes del club. La negativa de Magath a complacer sus caprichos, llevó a dedicarles este piropo cuando los aficionados comenzaron a cantar y a dedicar pancartas en contra del entrenador. El gesto de los futbolistas, máxime cuando Manuel Neuer ha sido en su juventud integrante de dicho grupo, ha sido visto en Alemania como un mensaje de la plantilla contra el propio Magath.
Con la Liga de Campeones ya en liza, los mineros tendrán que recibir en la cuarta jornada al Borussia Dortmund, en uno de los derbis más calientes del país. Lo peor para el Schalke habrá pasado tras el enfrentamiento con los borussers. Aunque es arriesgado hablar de un calendario propicio. Si no consiguen puntuar contra los pupilos de Jürgen Klopp, y su aventura europea no mejora los resultados obtenidos en la liga (el Schalke jugará en Lyon), el futuro del entrenador milagro empezará a adquirir tintes oscuros.
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