19 jun 2010

Pittodrie Stadium.

Pocos sitios quedan ya en la vieja Europa donde el fútbol huela a viejo. Pocos estadios nos regalan estampas del pasado, que aunque solo sea por un momento, nos trasladen a épocas lejanas, cuando el fútbol era arte. La evolución en la ropa de abrigo acabó con las gradas humeantes en invierno, merced del calor corporal que desprendían los abarrotados fondos de entumecidos trabajadores, que acudían a los estadios para olvidar durante unas horas la dureza de sus vidas.

Solo Craven Cottage sobrevive junto con unas cuantas reliquias al paso de los tiempos. La humedad y la carcoma amenaza al viejo estadio del Fulham, que ya ha visto como ha tenido que perder un par de gradas de madera. No pasará mucho tiempo hasta que se acepte la evidencia, el mítico estadio londinense tendrá que convertirse en otro recuerdo perdido en la profundidad del tiempo, como le pasó a Higbury.

Uno de esos viejos recintos que todavía trasladan al espectador a otras épocas está situado al norte del Reino Unido, en Aberdeen, ciudad residencial de la realeza británica. El viejo Pittodrie todavía conserva en esencia el 90% de la estructura primigenia. Solo la grada norte tuvo que ser derruida para construir sobre sus cimientos una moderna estructura, que rompe la armonía arquitectónica del vetusto recinto. Su techo de madera, y sus gradas de cemento, todavía recuerdan los tiempos de Dave Halliday, en los que la armada roja atemorizaba al poder de Glasgow con sonadas victorias. Durante más de medio siglo no hubo ningún estadio en toda Escocia donde Celtic y Rangers tuvieran que vaciarse tanto para conseguir un misero punto.

Entre esas cuatro cartesianas gradas, el Bayern de Munich vio como el Aberdeen le remontaba en 15 minutos un 1-2 a favor para imponerse por 3-2 y clasificarse para las semifinales de la Recopa, encuentro que para muchos es el más grande de la historia del recinto. O como el Rangers era goleado sin piedad para ver con impotencia como los Dons ganaban el campeonato escocés. Pittodrie durante décadas fue el estadio más grande del país, con casi 50 mil espectadores de aforo. El primero en Escocia, el segundo en el Reino Unido, en asentar a todos sus aficionados.

Bajo su césped se esconde el viejo estercolero de caballos que utilizaba la guardia real británica. Sobre ese solar se edificó el estadio en 1899. El Victoria United y el AFC Orion, enemigos irreconciliables, jugaron durante años, violentos derbis que atraían a las masas. La bancarrota del país obligó a ambos clubes a fusionarse en 1903 creando el Aberdeen FC. Con orgullo recuerdan los militantes de los Scotts-Reds que Pittodrie tras Hampden Park es el estadio donde más partidos ha disputado su selección. Pittodrie pronto pasará a la historia, la imposibilidad de reformar el estadio debido a su situación geográfica, llevó al club en 2009 a presentar un programa de desarrollo para la construcción de un nuevo y moderno recinto para 50 mil espectadores. Nuevos tiempos para el Aberdeen, obsesionado en reverdecer viejos laureles. Para eso necesita dinero, algo que el mítico estadio de la carretera de Merkland ya no le puede generar.

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