22 abr 2011

El central de los 4 millones.

Un cuerpo bien trabajado, abundantes tatuajes, y un corte de pelo a lo afro le han granjeado a Dante Bonfim el sobrenombre de Lenny Kravitz. Aunque su aspecto físico no es lo único que se asemeja en él a una estrella de la música, su capacidad para ser querido e idolatrado por las hinchadas de los clubes a los que ha pertenecido es idéntica a la de cualquier estrella POP del momento, o incluso superior. Sentarse delante de un televisor y observar como un defensa central es capaz de poner él solo en pie a todo un estadio resulta impactante, máxime, cuando el perfil del jugador del que hablamos está muy alejado de las talentosas figuras ofensivas, aquellas que decantan partidos, copan portadas y sofocan a quinceañeras victimas de una interminable guerra de hormonas.

En el viejo Sclessin rezaba una pancarta que nos describe la personalidad del jugador sobre el terreno de juego – Dante y diez más – toda una declaración que presidía con normalidad la siempre conflictiva zona del Hell-Side, habitaculo común para los aficionados más problemáticos del Estándar de Lieja. Dante destaca sobre el resto, y no por su característica cabellera. Este espigado central, habituado a ocupar el carrilero en defensas de cinco, es todo un líder, un caudillo, capaz de hacer despertar a sus compañeros con un par de gritos, de echarse el equipo a las espaldas acompañando al quinto de caballería con unas cuantas jugadas de ataque, siempre adornadas por algún detalle técnico para hacernos recordar que estamos ante un jugador brasileño, o de abroncar a su entrenador en mitad de un partido cuando el equipo, asediado por el rival, no realiza ningún cambio para parar el encuentro. Su férrea personalidad ganadora le ha convertido en el amo del vestuario, en el referente de una lucha, de una causa, que va mucho más allá del resultado deportivo. El Gladbach se considera el guardián de las esencias del futbol germano, el punto tradicionalista en un campeonato al que jamás le ha importado que sus clubes cambiaran de colores dependiendo de la moda.

A pesar de su aparente envoltorio revolucionario, este espíritu libre, se despega de los clichés del jugador latino. Esta semana en una entrevista en 11Freunde llamó “entupidos” a sus compañeros por ser incapaces de pronunciar 5 frases en alemán a pesar de residir en el país más de tres años – El caso de Diego – además de dejarnos ver una vertiente paternalista que nadie habría sido capaz de intuir desde la lejanía. Bonfim dedica su tiempo libre a ayudar a los más jóvenes de la plantilla, aleccionándoles con su experiencia profesional y sirviéndoles consejos para desarrollar mejor su trabajo cuando den el salto a la titularidad, un futbolista vocacional, cuidadoso con su dieta y obsesionado en el arte del entrenamiento invisible, un tipo implicado que hace más que suyos los colores de la camiseta que viste. Su espíritu docente le hace volcarse por los equipos de la escuela, a los que dirige dos veces por semana, una practica que no podría ejercer si no fuera por la la tradicional promoción interna y política de cantera que sigue a rajatabla el club desde hace más de 100 años.

Siendo plenamente feliz en el Rin continua teniendo anhelos, llegó a la Bundesliga al calor de un proyecto de futuro que entusiasmó a propios y extraños, pero que con el tiempo, ha decaído victima de interminables guerras internas. Dante se encuentra en el mejor momento de su carrera, y así se lo premian con intereses de diversos equipos punteros del viejo continente. Dicen que Jupp Heynckes está enamorado de él, un hecho que ha servido de excusa para más de un medio de comunicación que no ha dudado en ligarlo al conjunto bávaro, debido a que el actual entrenador del Leverkusen dirigirá al Bayern la próxima temporada. Aunque fue la cadena de televisión ARD quien sitúo al VCF como primer y serio pretendiente en hacerse con sus servicios, con el tiempo, otros conjuntos, como el Marsella o Sevilla, han mostrado curiosidad por el jugador. A pesar de su poderío físico, de sus potentes remates de cabeza, y de poseer un juego aéreo envidiable, las cualidades de Dante no le han llevado a ser un central de enjundia, de esos pocos privilegiados que se cuelan de vez en cuando en algún escalón destacado en la lista de candidatos al balón de oro.

Sus cualidades, que tiene muchas, en ocasiones se ven relegadas al ostracismo por su principal defecto, la ansiedad. Su afán por conseguir la impenetrabilidad le lleva en ocasiones a cometer errores, principalmente en su faceta ofensiva, donde algún adorno estúpido en una jugada intrascendente, le ha ocasionado algún que otro susto. Dante no pasará a la historia como uno de los zagueros top del futbol de principios del siglo XXI, pero tiene cualidades de sobra para conformar una defensa envidiable en aquellos equipos que vivan necesitaos de jugadores de jerarquía. Todo un caramelo en el mercado estival, imprescindible para cualquier club con aspiraciones.

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