25 jun 2011

Die Pappelstadion

Un pequeño pueblo agrícola en el este de Austria podría dar una lección magistral a cualquier gran urbe europea, y sin despeinarse siquiera. No hay mayor motivo por el que las gentes de la tranquila y adorable Mattersburg estén más orgullosos que por su pasión por el fútbol. Y no es para menos, este apacible municipio, ideal para perderse en una escapada de verano (o para siempre si se desea) a pesar de contar con escasos siete mil habitantes tiene una de los mayores indices de asistencia de las ligas centro-europeas.

Cada quince días, como si tal cosa, emergen aficionados al SVM de debajo de las piedras. Llegan en coches, trenes, y hasta los más viejos del lugar afirman que incluso nacen de las piñas que abarrotan las débiles ramas de los álamos que rodean el Pappelstadion. Solo así, gracias a la brujería, se podría decir que es la única forma de reunir a quince-mil almas para abarrotar un campito de fútbol construido en un valle, y cuyo viaducto – una de las obras civiles de la posguerra – sobrevuela la tribuna del estadio recordando, como un simpático guiño del pasado, que hace más de medio siglo, con motivo de la fiesta de la cosecha, se levantó sobre un campo de cenizas para conmemorar los treinta años de la fundación del club.

El visitante no encontrará simetría entre sus gradas, casi encajonado y con aspecto desaliñado, su arquitectura nos evoca una de las estampas más puras del concierto internacional. Los pocos foráneos que han tenido la oportunidad de tomar asiento entre sus gradas destacan el aroma a fútbol vintage que se respira. No es para menos. Ya que cada sector del estadio se erige como un monumento a una gesta histórica del club. Con su primer ascenso al fútbol profesional se levantó la preferente, aunque no para satisfacer la mayor demanda de entradas, sino por imperativo de la liga ya que no se contaba con el aforo mínimo permitido. Una inversión hoy en día vista con simpatía, pero que en su momento, levantó ampollas - “nos gastaremos un dinero que no tenemos en una grada que jamás se llenará” - Visionarios de la zona que la emprendieron con el club y que hoy día, gozan de la compañía de cientos de vecinos en su asiento preferencial.

Quien sabe a que habrá que esperar para levantar el fondo que le falta al estadio. El primero de ellos, y el sector más grande del complejo, se construyó en 2006 tras conseguir el tercer puesto ligero (que no fue un segundo por muy poco) dejando al club el regalo de la competición europea, en cuyos brazos, se parió el récord de asistencia alcanzando los 18.600 espectadores. El Pappelstadion hace gala de la modestia de la región, aunque cuenta con uno de los mayores indices de asistencia del campeonato, siendo durante dos años consecutivos (2006 y 2007) el estadio austriaco con mayor afluencia de espectadores. A expensas de su primer titulo (recientemente subcampeón de copa) el club va añadiendo con especial ingenio los equipamientos necesarios que requieren los tiempos modernos: salas vip, cafeterías, tiendas... la pregunta que habría que hacerse, es, ¿donde los meten?, vista la miniatura de un estadio que en pleno corazón agrícola del Österreich deja en ridículo a los grandes del Calcio italiano, que tienen que ver como año tras año, sus estadios presentan peores entradas.

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