7 dic 2010

La pequeña aventura americana de Müller

Hubo un tiempo en el que las estrellas europeas que marcaron a fuego los setenta como la mejor década futbolística de la historia buscaban su retiro dorado en la NASL. La vieja liga americana, antecesora de la actual MLS. Aquel producto nació como casi todo en los Estados Unidos, con dinero y por capricho. Viejos magnates del oeste, de descendencia italiana y británica, apostaron sus fortunas para convertir en realidad el sueño americano del Soccer. Tan intermitente como fogoso en USA desde principios del siglo XX y que parece ahora, tras 100 años de intentos, haber cuajado.

A pesar de que aquel invento se asemejaba más al estilo Globertrotters que a un campeonato de corte europeo, dejó sus momentos de gloria y escribió su propia pagina dentro del deporte rey. Los equipos de aquella liga estaban compuestos por veteranos provenientes de otras latitudes. Las estrellas europeas ponían el glamour a plantillas compuestas por desconocidos latinoamericanos que abandonaban sus modestos clubes de origen en busca del dinero fácil. La base obrera sobre la que se asentaría el opulento soccer yankee.

Relativo, pero tuvo éxito, no se puede negar. Audiencias millonarias en las Soccerbowls y entradas superiores a los 70 mil espectadores en los arenas para ver a los Cosmos de Pelé y Beckenbauer, contra los Strikers de Fort Lauderdale capitaneados por Gorge Best y Gerd Müller. El kaiser haría de avanzadilla tras abandonar el Bayern por la puerta de atrás, quizá por eso su gran amigo en el roster bávaro iría tras sus pasos un par de años más tarde. Como viejo rockero nunca muere, Müller también haría historia en el fútbol americano.

Paul Csrnari convenció al torpedo de que abandonara Alemania para enrolarse en las filas de los Strikers. El equipo florido contaba ya con una gran plantilla. Destacando jugadores como Gordon Banks, Cubillas, Irwin, Hudson y el maravilloso Gorge Best. Como se puede apreciar el apodo de los “ingleses” con el que eran conocidos no era gratuito. No fue fácil despegar al ariete de su Germanía natal, aunque dada la complejidad del calendario americano, permitía a la familia Müller vivir el duro invierno centro-europeo al sol de Miami. Calidad de vida a un buen precio.

Su relación con el quinto Beatle fue un tanto especial, cuenta Gerd que la primera conversación que tuvieron, Best le retó: “Veremos quien de los dos es la estrella de este equipo.” Difícil competencia, sin duda. Un año y medio más tarde, el ex del Manchester Utd desaparecería tras una gira de los Strikers por Los Ángeles. No se conoce muy bien como ni cuando, pero tanto él como su reciente nueva novia californiana se evaporaron de la faz de la tierra. Quizá ahora que en Fort Lauderdale hay un proyecto para refundar el club, algún familiar del jugador pueda pasarse a cobrar el finiquito que nunca recogió.

Las condiciones de trabajo en Florida no fueron fáciles, como tampoco su adaptación al fútbol americano. Entrenamientos a 40 grados de temperatura, partidos que duraban dos horas y media tras interminables prorrogas gracias a la regla de no-empates, y la famosa linea de fuera de juego pintada sobre el cesped complicaron mucho el trabajo de Müller en sus primeros meses. Pero nada más. La aventura americana del torpedo finalizaría con 40 goles anotados y 27 asistencias en sus tres temporadas y media en USA, un registro que todavía hoy en día supone un récord para el fútbol estadounidense.

En ese periodo como no quiere la cosa surgió una pequeña rivalidad, que intentó dotar de pedigree al fútbol americano. Los enfrentamientos entre los Cosmos y los ingleses de Fort Lauderdale serian la sensación de la liga, con finales de conferencia y campeonato incluidos. 30 años después aquella final de 1980 que emparejó a ambos equipos continua siendo la más vista en la historia del Soccer. Aunque aguarda un componente trágico para el bando de Müller. Fue la primera y única final en la historia de la franquicia. Tras años de lucha interminable, y de registros en la liga regular apabullantes, por fin, los Strikers, conseguirían acceder a la Soccerbowl. No les fue muy bien la cosa, un 2-0 para los hombres de Pelé les daría el titulo a los newyorkinos. El primero de una larga dinastía que dominaría la NASL hasta su desaparición.

Seria la primera piedra de una legendaria rivalidad. El dominio sureño en la liga regular continuaba siendo palpable. Pero tras 1980, las finales de conferencia serian un monologo para ambos contendientes germanos. Beckenbauer y Müller se enfrentarían en partidos a vida o muerte hasta en cuatro ocasiones. Decantándose todas hacia el mismo lado. En 1983 la decadencia del campeonato americano era una realidad, el fútbol que nació al calor de las viejas glorias europeas moría al paso que estas iban colgando las botas, tras su salida, los estadios se vaciaron, las audiencias cayeron en picado, y la quiebra de la NASL enterró el primer gran proyecto profesional de fútbol en Estados Unidos.

La solida MLS ha superado el reto y los problemas históricos, asentándose como un producto rentable y atractivo. Recientemente se han refundado el Cosmos de Nueva York, y pronto lo harán otros históricos de la vieja liga americana que aportarán unas gotas de tradicionalismo a un campeonato demasiado moderno.

1 comentario:

cityground dijo...

La NASL fue toda una aventura y como dices aunque por poco tiempo tuvo bastante exito en algunas franquicias.

Tenia alguna regla especial donde primaba el espectaculo, le dedique un artículo en el blog, es una epoca que me llama la atención.

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