17 feb 2011

Derrota histórica en el derby de Hamburgo.

Con la posibilidad de convertirse en el mejor equipo de la Bundesliga en 2011 y con dos semanas de retraso, la ciudad de Hamburgo pudo vivir su derby. La pequeña reacción tras el parón había dejado al equipo de Armin Veh con posibilidades de alcanzar la tercera plaza, maquillando asi el languideciente año que está firmando el conjunto hanseático. A pesar del traspiés que truncó aquella reacción inicial, el envite ante los vecinos del St.Pauli podría devolver al equipo a la lucha por Europa, dando dos pasos hacia adelante.

El partido llegó rodeado de un aura vintage que emponzoñó los espíritus de los 60 mil espectadores que acudieron al Imtech Arena. El pasado miércoles la ciudad entera, y el propio club, celebraron el sesenta cumpleaños de Kevin Keegan. El que para muchos, tras Uwe Seeler, es el mejor jugador de la historia de la entidad. Aquel breve paseo por el pasado reciente debió entumecer las mentes de muchos, ya que tras el pitido inicial el Poptown parecía buscar con sus miradas a aquel pequeño y talentoso ingles que recorriera la banda izquierda solventando la papeleta con alguna punzante internada , encontrando a Petric para que este rematara la faena a puerta vacía.

Keegan no estaba en el césped, tampoco Ernst Happel en el banquillo, ni Peter Krohn en el palco, presidiendo el consejo de vigilancia. El HSV de hoy en día es una caricatura de aquel que capitaneó el ex del Liverpool. El Pauli finalizó su visita a terreno enemigo haciendo historia. Sumó su segundo triunfo en un envite local en la era Bundesliga, y lo consiguió donde mejor sabe, en campo contrario. Más de treinta años después el equipo grande de Hamburgo caía derrotado contra sus vecinos, quizá no había época más indicada para ello que la actual, estando este roster capacitado para dar lo mejor de si y mostrar su peor cara, solo en cuestión de horas.

Hasta bien entrada la segunda parte el espectáculo en el terreno de juego no defraudó, patadas, choques que hacían saltar chispas, internadas, ocasiones, un ambiente espectacular en las gradas, pero poco fútbol. Típico en encuentros de máxima rivalidad. En contraposición es llamativo que dos conjuntos separados por historiales tan antagónicos, con escasa tradición de enfrentamientos en primera, levante las pasiones que levanta un HSV-Pauli. Tal es así que el club pirata llegó a habilitar pantallas gigantes en su zona para que más de 12 mil aficionados acudieran en grupo a vivir el duelo con sus vecinos acompañados de “la gran familia”.

Asamoah en el 57 entró en los libros de historia al conseguir el único tanto del encuentro. La reacción local nunca llegó, no existió el juego, aunque alguna ocasión aislada, no aprovechada, cerca estuvo de hacer que se repitiera la historia, esa que dice que los piratas del Elba llevaban 33 años sin ganar un derbi. El partido había entrado en un guión de choque sin descanso que no dejó lugar al fútbol, terreno poco propicio para un Hamburgo que si por algo se caracteriza es por su escaso físico y su exceso de jugadores técnicos. Un mal traje para tal convite. Otro paso atrás Armin.

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